Quien bien me conoce, sabe que siempre he tenido una vena reivindicativa. Será porque al ser la sexta de siete hermanos, tenía que luchar por ocupar un pequeño lugar en algún sitio. Aunque fuese pequeño, pero un lugar  para mi. 

He tenido serios problemas en mi vida por quejarme, por reclamar derechos para todos por igual, por ser mujer en un mundo de hombres donde tienes que demostrar que vales el doble, pero demostrarlo trabajando el doble, pensando el doble, esforzándote el doble y cobrando la mitad. Esto es así.

He perdido amigos, muchos que dicen que "pasan de la política". Como si se pudiera pasar de aquello que nos marca la vida día a día, y que a su antojo, nos dice lo que debemos pensar, lo que debemos leer, lo que debemos aprender y encima nos exigen que no nos quejemos, porque somos una DEMOCRACIA LIBRE.

Es por eso que no quepo en mi de alegría al ver que miles de personas salen a la calle a reclamar lo que les toca por derecho, a pedir una DEMOCRACIA real, en la que todos tengamos la misma participación y que no nos busquen los políticos sólo cuando hay elecciones y nos ignoren durante los siguientes cuatro años. 

Tengo 45 años, y en mi vida había vivido con tanta intensidad, con tanta alegría, con tanta solidaridad una respuesta de la sociedad hacia los políticos que están robando los derechos que tanto ha costado de conseguir. Que tanta gente se haya quedado en el camino para que ahora nos quieran quitar el derecho a la sanidad pública, a la educación pública, a la vivienda digna y al trabajo. Todos queremos trabajar, pagar nuestros impuestos, que nuestros hijos estudien y que finalmente sanitarios bien pagados y formados nos ayuden a morir dignamente. Eso, que es tan sencillo, se está convirtiendo en una lucha. Es la lucha de miles de jóvenes, parados, pensionistas, estudiantes, trabajadores y muchos más, todos indignados, que solo quieren seguir viviendo, tabajando y muriendo con dignidad.

Y los que están al otro lado, se les debe de haber quedado una cara de gilipollas. Se pensaban que aguantaríamos todo lo que nos echaran. Y no es así, señores del PPSOECIU. Ustedes se juntan para mandar, nosotros nos juntamos para exirgirles que gobiernen de acuerdo al pueblo que les ha legitimado para ello. Y si no lo hacen, tengan la vergüenza de dimitir y dejar paso a otros. Sean coherentes por una vez en su vida.

2 comentaris:

CHARO ha dit...

No lo has podido decir mejor y comparto todo lo que has dicho....una persona íntegra tiene que ser siempre coherente con sus ideales y pensamientos de lo contrario no merece ningún tipo de respeto.

ayporquenosoycomodonquijote ha dit...

Los políticos corruptos, apegados al poder y al dinero, antimilitantes y partidistas (la mayoría de ellos y ellas), desde luego no van a mover ni un dedo en beneficiar a alguien como yo; ergo, lo que suelo opinar cuando sé de alguno de esos tales y cuales, es casi siempre lo mismo: "¿Cómo es posible que Fulanito o Menganita hayan accedido al poder, si resulta que nunca los he votado".

Así que putearme podrán putearme, pasar de mis reivindicaciones -y de las de millones de ciudadanos, conste-, pero yo al menos no les entrego ni mi concidencia ni mi voto.

Esa parcela de mi libertad es mía.

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